sábado, 7 de marzo de 2009

LUIS RODRIGUEZ Y RODRIGUEZ (Nicéforo Buscapiés)

Señorito de pueblo. Don Juan trasnochado, medio romántico, amigo de las palomas, a veces gran señor, otras bohemio, solitario, satírico, barojiano y “rishible”. Así era Luis Rodríguez y Rodríguez “Nicéforo Buscapiés”, “Corrocón del Bidasoa”.

Vivió, desde que me consta (l.943) en Larretxipi,2 en la casa denominada “Kantoia”. En el entorno era una especie de virrey. Los chavales le llamábamos Donluis, asi, entero, en una sola palabra. Una vez en plan solemne y queriendo darle un tratamiento distinguido, alguno de nosotros le llamó Don Donluis. Tenía 60 años escasos, para nosotros, un viejo.

Las fiestas de nuestra “calle” ángulo recto que comprendía la calle Jesús hasta los nº 9 y 10 de Larretxipi –se celebraban el 25 de Agosto que era San Luis, pero no el San Luis de todos los Luises, sino el ¡San Luis Rey de Francia!. Hacíamos carreras de cintas, de sacos, rompimiento de pucheros con los ojos vendados etc…. Y el número fuerte de las fiestas era la ¡Gran quema de “xardías” ¡ cuyos ejemplares se exhibían previamente en el escaparate de la tienda de Maria Pilar.

Donluis, durante el año, había retirado –cual autoridad omnipotente- las “xardías” de todos los chavales sorprendidos in fraganti “tirándole a la pobre palomita”; los “bandidos” y “asesinos” se resignaban llorosos o rabiosos a escuchar el discurso de turno y verse desposeídos de su más preciado juguete.

Vivía solo. Tenía en viejo perro llamado “Txitxo”. Solía afeitarse asomado a su ventana orientada al sur. Colgaba un pequeño espejo de un clavo, se enjabonaba y hablaba desde allí a gritos con Joaquín Vázquez, olímpico de Amberes, quién a sesenta metros, en una pequeña casa de la calle Eguskiza, ejercía su oficio de zapatero.

-Luis ¿Qué hora es? Le gritaba el exfutbolista.
-Espera . Miraba a lo largo del muro de piedra donde se ataban los burros de las caseras de Olaberría, que venían con la leche y las verduras al pueblo.
Las once y media – decía y su cálculo horario dependía de los burros que todavía no habían vuelto al caserío.

Tenía su despensa en la tienda de Bereciartúa, donde iba todas las mañanas en zapatillas y con una corbata a guisa de cinturón. De ahí volvía con el cacharro de la leche, ya hervida, después de haber bromeado con la “Kaitana” quién era toda una institución en esa familia.
-Cayetana, tiene Vd. Nombre de duquesa- le decía.
-Bai zera ¡duquesa!.....au gizon ergela!

Fue futbolista del Racing en 1.911, músico de la banda municipal, concejal, colaborador de “El Bidasoa” cronista, contertuliano habitual del Casino, Atsegiña etc… Entusiasta del Alarde, con motivo de su nombramiento como General en 1.947, escribió en el número extraordinario de “El Bidasoa” Tengo el orgullo de haber sido soldado, músico, hachero, Capitán, Ayudante, Comandante y hoy la inmensa honra de ser General.

Falleció en Larretxipi en Junio de l.971.
Josefa María Setién.

"GALTZAMOTZ" INDIANUA.-

Cuando le conocí, hacía l.912, yo tenía apenas siete años y él era muy viejo. Vivía en una chabola en el monte sobre nuestro caserío. Su ocupación, entonces, era hacer carbón; siempre trabajaba en solitario y en los caseríos de nuestro entorno la gente decía que sus txondorras eran las más cerradas y que trabajaba muy bien. Era un viejo cascarrabias, al que nos gustaba hacer rabiar .Escondidos tras unos árboles a cierta distancia de su chabola, mis hermanos y yo le tirábamos piedras, aunque nunca “a dar”. El sabía que éramos nosotros y nos gritaba, pero sobre todo culpaba de nuestras barbaridades a mi hermano Joxeantón quien con el párpado izquierdo caído, tenía un cierto aspecto débil . Galtzamotz le chillaba ¡I izando itzan bai, zerri begiratu orrekin, Judas baino faltsogo!.

Mi abuelo, unos años más tarde nos contó su historia. Bautista Biurrarena “Galtzamotz”, era el tercer hijo de un caserío del valle, quién al llegar a la edad de independizarse y al no corresponderle la finca paterna, ni tener afición a ser fraile, ni querer ser críado de su hermano mayor,-tuvo- como tantos otros- que emigrar a América. En esa época, nuestros emigrantes iban a Argentina. Había ya en aquel inmenso país, generaciones anteriores de vascos y unos llamaban a otros.

Nuestro Galtzamotz, trabajó allí unos veinte años. No tuvo la suerte de enriquecerse, ya que siempre trabajó por cuenta ajena y nunca se atrevió a iniciar una actividad propia, como abrir una pequeña tienda en la ciudad, alguna pulquería etc…limitando su quehacer a guardar enormes rebaños de ganado en la gran soledad de la Pampa.

Cuando vio que tenía una edad bastante avanzada y algún dinero, añorando sin duda su valle,volvió

Siempre es dramático emigrar, pero el regreso sin el objetivo cumplido es muy amargo. Afortunadamente nuestro hombre no pensaba demasiado y tomó una actitud triunfadora. Se instaló en una habitación de la fonda y en esta invitó a toda la parentela a un gran banquete. Pronto debieron de percatarse que su caudal no era importante, ya que ningún pariente le insinuó que se casara con alguna sobrina joven, cosa que entonces era bastante frecuente. El, orgulloso no se atrevió a pretender a ninguna de las solteras jóvenes, por temor a ser rechazado. Tampoco quería una neskazarra que le hubiera acogido con los brazos abiertos. Adoptó una postura algo irónica y después de convenir un precio módico por la pensión, se instaló definitivamente en la fonda.

Desde su ventana, en la plaza, frente a la Iglesia –seguía contándonos mi abuelo- esperaba la salida de la misa de los domingos, llamaba a los hombres de los caseríos, que fueron sus compañeros de niñez y primera juventud y les invitaba a tomar vino blanco que se hacía traer por cajas de la ciudad. El no iba nunca a misa, le parecía un atraso. Vestía elastikua que era una especie de camiseta de punto, algo extraordinario entonces y unos pantalones anchos y más cortos de lo normal, de ahí su apodo. Se sentía el rey y en cierta manera deslumbraba a sus invitados, diciéndoles:
¡Zer dakizute zuek zer dan mundua!Zulo ontatik ateragabe,hemen, asto jaio eta mando bizi ¿Nonbait eran aldezute olako ardorik? Y lanzaba una especie de juramento diciendo ¡Belin.carajo! soltando una salivazo al suelo .Les cantaba canciones gauchas y presumía de saber español, cosa que los otros apenas entendían.

Un día que fue a San Sebastián, al coger el coche de línea, preguntó con arrogancia al cobrador - ¿Cuánto costa? Este le contestó –Bi errial- a lo que respondió ¡No entiendo esa edioma! Entonces el cobrador indignado le dijo –Dos pesetas- y Galtzamotz, haciéndose el americano rico, pagó sus rechistar.

Trancurrió el tiempo y a la vuelta de unos años, Galtzamotz se encontró prácticamente sin dinero y con toda dignidad dijo que ya estaba aburrido y que subía al monte a hacer carbón por gusto. Alguien le cedió una borda abandonada, en la que se instaló, debió de conseguir un permiso de tala de bosques comunales y a la edad en que sus compañeros de infancia, mecían a sus nietos y hacían las labores suaves del caserío, tales como desgranar alubia, maiz etc….él inició una nueva actividad de carbonero. Vivió bastantes años, de vez en cuando bajaba a la fonda, donde hacía una merienda, se juntaba con los demás hombres del valle, bebían sidra, cantaban bertsos; él era buen bertsolari, había tenido muchos años de soledad y meditación para aprender a improvisar. En el ocaso de su vida, dejados atrás sus años de fanfarronería, confesaba que durante su estancia en Argentina, siempre que estaba solo, hablaba y cantaba en euskera.

Una mañana, su perro ladró de una manera particular; mi abuelo que le oyó nos dijo Batista joan zaigu betiko .Fue la única vez que le oí decir su nombre de pila, sin duda se debió al respeto que le infundíó “saber” que había muerto.

Mi madre cogió nuestra yegua, puso en un cesto ornamentos de velatorio, telas especiales, candelas, etc… y subió a la chabola mientras uno de nosotros bajaba a la Iglesia a avisar al cura.

Galtzamotz se fue, dejando seis txondorras, perfectas, cuyo importe fue pagado a sus sobrinas, que según las atsuas del barrio, pudieron con eso renovar el tejado del caserío, donde nació Galtzamotz y del que tuvo que salir a ganar el amargo pan del que tiene que emigrar.
Josefa María Setién.

jueves, 5 de marzo de 2009

VICTORIANO JUARISTI SAGARZAZU.-

Por Josefa Maria Setién

Médico, escultor y escritor guipuzcoano. Nació en la parte vieja de Donostia. en 1.880 Hijo de un fontanero de Azkoitia (¿sería pariente de la dinastía Atano?) y de una hondarribiarra. Estudio Medicina en Valladolid, donde se licenció con Premio Extraordinario.Ejerció la medicina en Irún y Hondarribia, hasta 1.921, año en que se trasladó a Pamplona, donde fundó y dirigió la Clínica Operatoria San Miguel. Fue un prestigioso médico.

Aficionado a la escultura su obra más famosa fue el bajorrelieve monumento a la Canción de Rolando en Roncesvalles.

Como escritor además de sus trabajos profesionales en revistas médicas de prestigio, fue autor de obras de temas diversos además de novelas y numerosos artículos sobre arte e historia. Fue fundador del semanario independiente “El Bidasoa” En cada una de las poblaciones de Irún, Hondarribia y Pamplona, hay calles con su nombre. Falleció en Pamplona en 1.949.

A continuación publicamos el artículo titulado “La fiesta de “El Bidasoa”, de Juaristi que se publicó hace noventa años, concretamente el 2 de Setiembre de l.917 en el número 105 del semanario independiente “El Bidasoa.”.El lector se dará cuenta de la importancia que entonces tenía nuestra revista, que con motivo de su fiesta, podía convocar a los intelectuales que se citan y la “bonhomie” de la reunión.

¿Podrá algún día nuestra revista recuperar su anterior esplendor?


LA FIESTA DE “EL BIDASOA”

“ El primero en llegar, fue Pio Baroja. Entró canturreando con su voz submarina y explicó la ausencia de su hermano Ricardo que está ocupadísimo en hacer y deshacer bustos de Leguia.
Un dia, el aguerrido capitán era de arcilla, como Adán antes del soplo vital; luego, fue de blanca y frágil escayola como los santi, boniti, barati; después, de cera como un cirio pascual; otro día de bronce como los cañones y las campanas; y otra vez de arcilla, de yeso, de cera…..
Hablamos de la boina. Esta prenda –dice Pío- tiene que ser originaria de un lugar donde haya lana, donde no haya dinero, ni sol, ni frío intenso; estas circunstancias concurren (y mejor aún, concurrían) en el Pirineo, sobre todo en la otra vertiente. Recuerda que ha visto un retrato de Montaigne o de su padre, con boina.
Cree que también en parte el centro de Europa estaba en aquellas circunstancias; la boina y la casa tendrán el mismo origen, serán comunes a las regiones citadas. Boina, viene acaso de Bonete, o esta palabra de aquella (boinita).¿Que dice Larramendi?.No teníamos a mano el Larramendi. Viene el Doctor Bergareche: luego Figuerido, luego Joaquin y Serafín Alvarez Quintero, que advierten que una ligera indisposición del otro hermano nos privará de su compañía. Se habla del amigo Frankowski, el antropólogo polaco, que actualmente está en Arizcun, asesorado por Canalejo en sus investigaciones etnográficas, después de haber estado en Vera algunos días.
Se alaban la perseverancia y el método riguroso del cracoviano, que en algunas horas ha aprendido de nuestras costumbres más que nosotros en diez años. Hay- dice Baroja, que no se cansa de relatar cosas amenas, con gracia, ni nosotros de escucharle- una singular, poética costumbre en aquel pueblo; cuando muere una “echeko andría”, un servidor, con la comitiva, va a las colmenas, llama en ellas y recita unas palabras en las que notifica a las abejas el triste suceso, para que las obreritas fabriquen la cera funeraria. Cuando un nuevo amo substituye al fallecido se repite la ceremonia, para notificar a las abejitas que han de trabajar para nuevo señor o señora.
Entran en mi casa (que es tuya lector)Miguel Salvador, Stefaniai, Alberro (que ha olvidado su violin y sale por él) Joshe Mari Salaverria, Larumbe,Fagoaga…. La sala parece una colmena también, por el zumbar de la conversación, que se fracciona; en un corrito se oyen las voces lentas, dulzonas, de los comediógrafos, en otros, las extrañas concordancias del pianista húngaro, las ruidosas exclamaciones del paidópata.
Carredano anuncia que pone a nuestra disposición su piano; nosotros le brindamos un puesto en la mesa. El Doctor Sierra, decano de la facultad de Valladolid y antiguo maestro nuestro, de una generación anterior y seguramente de varias futura, es recibido cordialmente.
Gente de casa: Morales, Ricardo Rodríguez, Baraibar, Sagarzazu, Navarro….y Arenzana? Y Don Sincero? Y Diógenes? Nadie sabe de ellos; negocios, prescripción facultativa….Cashca churi prefiere el amor al bacalao; es la edad. Txori Txiki no puede venir, pero nos manda unos versos, que copiamos aparte. Pascual y Manolo Sainz de Vicuña, están en Cestona.
Nos sentamos a la mesa sin noticias de Azorin a quien todos queríamos ver allí. Al día siguiente nos escribió culpando a Corpus Barga de haber faltado a la cita en el lugar de donde ambos debieron venir.
Y sirvieron la sidra.Los escritores sevillanos inquirían los gustos y costumbres bidasotarras, contaban ingeniosamente las de su tierra; se discutió sobre la utilidad del esfuerzo de los vascófilos. ¿Haremos grandes funerales, al euskera, para guardarlo en un museo, como quiere Unamuno? ¿Lo estudiaremos y enriqueceremos para explicar en vascuence anatomía, geografía, matemática, filosofía, como quiere el padre Olabide? Se habla de cultura de los pueblos euskaros, del analfabetismo y sus causas; se citan estadísticas desconsoladoras……
La música constituye uno de los temas predilectos. Una banda de tamborileros ejecuta los más característicos aires de danzas. Larumbe critica el modernismo de los ejecutantes y, pito en mano, da una conferencia sobre la materia; luego refuerza la banda y con ella hace la vuelta de honor a la mesa, mientras los comensales alaban el “biscuit glacé” que nos ha hecho Paquito Elgorriaga.
Tras el café pasamos al Bellas Artes que galantemente nos abre sus puertas y donde Alberro y Stefaniai nos cautivan con su arte maravilloso. César se ha librado de su contribución musical, gracias a inaplazables quehaceres, pero los otros dos grandes músicos la pagan con esplendidez; en las penumbras del teatro se ven algunos grupos que han querido disfrutar de esta parte, la más espiritual de la fiesta, y que en toda ella hubieran sido recibidos con gusto. Las horas corren, la medianoche se acerca y aún estamos, los más, reunidos, hablando de lo humano y lo divino. Acompañamos a Miguel Salvador hasta Alai-choko, un coche se lleva a los hondarribitarras, y el Overland de Figueredo deja en Vera a Baroja y Von Borda.
Así fue y acabó nuestra fiesta; entre donaires se apuntaron bellas ideas, algunas de positiva importancia para la vida espiritual de la región, que repercute en la vida material. Si se repitieran estas ocasiones, si con frecuencia se reunieran en tan amigable comunión con los bidasotarras, los hombres de talento encariñados con estas riveras, aquellas ideas tomarían cuerpo y cauce y sería general provecho lo que solo ha sido particular agrado. No fue otro el propósito de los que hicimos EL BIDASOA; solo nos falta el talento que tienen nuestros convidados.
V.J.

Sagarduaren usayan
Bildurrik zaudetenian,
Irakurri nere esanak
ElBidasoa´ko lagunak:

Nere bendian daukat deitua
Edontzi bat sagardo eratera
Gaur atsaldeko bosterdietan
Juateko Juaristi Jaunaren echera
Baña nik ¡espartzin arranuak!
Eduki arren egarri aundiya,
Biardet egon nere kaiolan
Eznais-ba zubek bezela arraya.
Gañera liteke katuren bat
Zubekin batera or egotia,
Eta jakiña, ni ikustian
Naiko ninduke atzaparra botatzia

Eta orrengatik,
Barkatzeko eskaturik,
Gelditzenda kaiolan
Zuben laguna dan

Txori Txiki.

LARRETXIPI Y LARREANDI.-

Dos topónimos del euskera navarro de Irún .

El primero se conserva, sin contracción ni corrupción y corresponde a la calle de este nombre, que se inicia desde la calle Jesús hasta la plaza de Urdanibia ( La alameda).

En 1.970 en un documento ante el notario D.Santhiago Martinez, el presbítero D.Juan Bauptista de Aguirre, en visita ocular a las Feligresías Parroquiales contabiliza en la calle Larretxipi un total de 41 casas, en las que residen “280 personas, de las cuales hay 177 de comunión y el resto de confesión, párvulos y ausentes”. En esa época las casas tenían nombre en lugar de número, todavía no existía el Registro de la Propiedad que se creó hacia 1.865. Muchas de estas casas, aunque han sido varias veces transmitidas y reformadas, además del número de la calle, en sus actuales títulos de propiedad, conservan su nombre.

En el documento a que hacemos referencia vemos los nombres de Cantoya, Churiconea, Papironea, Achuenea 1ª, Achuenea 2ª, Ferminenea, Almandozenea, Zamora, Francisco Antonio Gastelumendi 1ª, Pedro Gastelumendi 2ª, Casanueva de Ernautenea, Zaldías, Chominenea, Ansarena, Echagoyen, Albistur, Lecuenea, Olazábal, Garroenea, Porruenea, Sueltonea, Sarrenea, Anaconda, Amonchenea, Bidarray, Chanoarichena, Andoizenea, Domequenea de arriba, Domequenea de avajo, Apuntenea. Se incluyen en esta calle, el molino de Santa Elena, casa de Santa Elena, Arguiñenea, Aurbes y molino de Aurbes (Este nombre se ha contraído en nuestros días y ahora lo conocemos como Arbes). (Hemos respetado la ortografía del documento).

Entrada natural al centro de Irún desde Behobia, esta calle contempló la llegada de ilustres viajeros.

Stendhal , el 17 de Abril de l.838, salió de madrugada de Bayona en diligencia y llegó a la frontera a las once y media. En Behobia no había coche alguno y vino a pie, con un tiempo infernal de lluvia y viento “que no me permitía abrir el paraguas”; a la derecha del puente de madera vió la isla de los Faisanes “donde Luis XIV vino a casarse” “Esta isla no tiene cien pies de largo ni tiene árbol alguno” .Después de caminar media hora llegó a Larretxipi y encontró sus casas destartaladas y llenas de agujeros de metralla. La posada en la que se albergó estaba en frente del “petit palace” -el ayuntamiento- ,que le impresionó por su belleza.

Théophile Gautier nos visitó en 1.840 y se sorprendió al ver que las mujeres
“pasan el día en balcones que tienen en su centro unos toldos de rayas, dejando los laterales abiertos para que circule el aire”.

VictorHugo, niño (1.812) recuerda su primera impresión de Irún con sus calles estrechas y sus casas oscuras con balcones de madera y puertas de fortaleza y en su segundo viaje al Pais Vasco, ya en edad adulta 1.843 dice que Irún ya no es Irun,que ha perdido su fisonomía.

Luis de Uranzu en su artículo “Divagando en la calle de Larrechipi” de El Bidasoa, nos dice “Esta calle antiguamente era una de las principales arterias de Irun”. “En ella radicaban acreditados establecimientos y la industria, pequeña pero de inmejorable calidad estaba representada por Elgorriaga, actualmente el mayor productor de chocolate de España; Teodoro Picabea, cuyo famoso anisete logró alcanzar gran renombre y un fabricante de “chiribitas” y derivados de la cera que surtía a todo Irún cuando aún Edison ni había soñado con su lámpara eléctrica.”

En la década de los 40, la calle tenía en su lado derecho y de arriba abajo, las tiendas de Marticorena, Bereciartúa, una amuebladora llamada “La ciudad de Irún”, Silguero, Arróspide, Magdalena Vda.deLarrañaga, las peluquerías Santa Marta y Zuazua, el almacén de vinos de Arzac(en el portalón),el bar de Arróspide, la sidrería con su lagar,el bar de la Juliana con su billar y terminando la calle la taberna casa Pello. Dando la vuelta y de abajo arriba la taberna de Goiburu, más tarde afamada por sus chuletas, la carnicería de Larrea, la tienda de Gabriela Berasategui, la sidrería de Olaizola, la tienda de calzados de Pombo, la marmolería de Celaya,un taller de reparacion de calzado, el bar Ochagabia (Alcanadre), la carpintería de Serrano, la sociedad de Cazadores y Pescadores del Bidasoa y terminando la calle una tienda de alpargatas,cuyo dueño, propietario de varias casas, tenía fama de usurero y era o nos parecía un personaje siniestro.

La casa Kantoia, que como su nombre indica, está en el cantón esquina de la calle, tiene su pequeña historia .Por su posición ,en setiembre de 1.873 fue ocupada en la guerra carlista por un cuerpo de guardia de las puertas del recinto fortificado , hasta la terminación de la guerra , devengando una renta de 1.733,75 Ptas. además de la indemnización por daños en el edificio por un importe de 12.368 Ptas. “que ha ganado dicha casa durante el tiempo que ha estado a cargo del ramo de guerra con intervención de D.Manuel Baltas y Gómez, Comandante graduado Capitán del 2º Batallón del regimiento de Cuenca” según documento de 5 de Diciembre de 1.876 suscrito por el Comandante Militar Arana y el propietario D. Juan José de Camino”.

Sugiero el nombre de Kantoia para la futura plaza o jardin que según el nuevo Plan va a ubicarse junto a la casa.

El segundo topónimo, es el del caserío Larreandi (1)

En el documento eclesiástico a que hemos hecho referencia, se halla relacionada en la calle Contracale y sus moradores son “ 10 personas de comunión, 1 de de confesión y 2 ausentes”.En un documento del Ayuntamiento de 1.910 titulado “ Rotulación y numeración de los caseríos existentes en la parte rural” se cita a Larreandi en el barrio de Lapice-Lapizko Etxadía siendo su propietaria Doña Lucila Spinelli (2). En 1.986 en un documento de las Normas Subsidiarias de Planeamiento, se le denomina Larreaundi y se le incluye en el barrio Olaberría. Antonio Aramburu en su libro “Los barrios de Irún” editado por L.U.K.T. nos dice que es un error que se incluya Larreandi en el barrio Olaberria.

Nosotros los “Larretxipitarras” siempre hemos dicho Larrendi , por contracción, como ocurre con la mayoría de los nombres de los caseríos en cuanto pasan de dos sílabas. Los chavales de mi generación ,tenían como deporte favorito “ir a robar manzanas a Larrendi”, volvían de su excursión con la “kolkua” llena, cual flotador dentro de la camisa. Más de uno recordará haber recibido un tiro de sal, disparado por algún “morroi” del caserío, entonces habitado por la familia Iribarren. El casi único coche que pasaba por nuestra calle era el del arquitecto Iribarren , cuya esposa, bellísima y espectacular – una especie de María Félix de las películas mejicanas- era para nosotros la “señorita de Larrendi”. En la misma finca, en una casita aneja tuvo su estudio el pintor Enrique Albizu.

¿No debería recuperarse el primitivo topónimo de Larreandi?.

Josefa María Setién.

(1) Este es el nombre que figura en su escudo.
(2) Doña Lucila Spinelli de Souza, rica propietaria que además del caserío Larreandi poseía en Irún en 1.910, los caseríos Igiñiz; Lerabide; Labekoetxea; Bekoerrota; Aranea e Ibargoien en Meaka, Iparraguirre y Olaketa en Lapice y Arizmendi en Anaka.

LAS CANCIONES OLVIDADAS.

Cuando alcanzas la década de los setenta años -según Alfonso Sastre, en el undécimo”tranco”- es el tiempo de la nostalgia. Echas tu mirada atrás y retrocedes todo lo que puedes. Tiendes a anclarte en tus veinte años, pero sigues reculando hasta llegar a tus más recónditos recuerdos. Ahí, lo que te ayuda a “visualizar” lo más lejano es el poder recordar las primeras canciones que cantabas o que se cantaban en tu entorno.

Yo de esta manera puedo llegar hasta los cinco o seis años, o tal vez más. Recuerdo que mi padre, nos cantaba la preciosa nana “Loa, loa txuntxulunberde, loa loa maxuxta…..”, viejos bertsos de Xenpelar y Bilintx, uno muy concreto no sé si anónimo o de él, que decía Gurasoak umiak errespetoz azi ….”. Evoco a una tía que vivía con nosotros, que entonces tendría dieciséis años, salida del caserío Lizarraga de Hernani,quien aprendía todo lo que oía en la radio y cantaba canciones de Tino Rossi como “Marinela”, “Guitarre d`amour”, “Bohémienne aux grands yeux noirs “etc.

En Mimizan en la escuela , cantábamos “Maréchal nous voilà devant toi le sauveur de la France”, en honor a Pétain ¡Hay que ver!. Además de las canciones escolares, nos enseñaron una preciosa canción, que naturalmente aprendíamos de oído –música y letra- que decía, Chantez chantez magnanarelles …. Yo no sabía lo que era magnanarelles , después he intentado encontrar la palabra en el diccionario, sin éxito. Hace poco –ventajas de Internet- busqué en Google y …..!maravilla! magnanarrelle (críadora de gusanos de seda) , mi canción ¡era el coro de la ópera “Mireille”! en provenzal “Mireio” del poema del mismo nombre, obra del poeta de la Provenza, Frédéric Mistral, premio Nobel 1.904, aquel que dijo: El pueblo que conserva su lengua posee la llave que le liberará de sus cadenas.

Nunca se borra de mi memoria la llegada de los alemanes a nuestro pequeño pueblo, ni la música de las canciones que cantaban cuando desfilaban en formación por la carretera delante de nuestra casa.
En esa época los compañeros de mi padre, trabajadores forestales, hablaban en gascón (patois), recuerdo que cantaban una canción cuyo estribillo decía: Se canti jo que canti, canti pas per jo, canti per ma miga que ei auprès de jo. Hoy todavía esta canción me trae el aroma de la resina de los pinos….

En 1.943, ya en Irun, la primera canción que aprendí fue “La hija de don Juan Alba” , empezaba a aprender el español, iba a la escuela del Pilar y ahí en las solemnidades, cantábamos misa en latin ¡que barbaridades decíamos sin entender nada! También nos enseñaban canciones religiosas, una de ellas, dedicada a la Virgen María que decía guianos por senda recta, yo decía sendarreta y creía que era un lugar al que espiritualmente nos llevaba la Virgen, como Gaintxurizketa o Legorreta. También estaban las canciones de saltar a la cuerda como “Detrangüe” ( esta canción merece un capítulo aparte) “De los árboles frutales” ,Al cocherito leré” ,“Al pasar la barca” ,“ El día 15 de Agosto pasé por la morería.” Esta última proveniente del viejo romancero castellano.

En esos años, en Irún, las canciones que más se oían en la radio, eran tonadillas y demás como “Ojos verdes”, “La farsa monea”, “Tatuaje” “El emigrante” “El niño de las monjas” etc… En la calle, además, se cantaban vulgaridades como “¡Ay que tiooo…..” ,“Se va el caimán….”.Por supuesto, ninguna en euskera, excepto “Olentzero en Navidad y Dios te salbe ongi etorri..en Noche vieja. Este idioma , solamente se oía a los baserritarras cuando venían a la Alameda los lunes de feria.

Después vinieron los tangos de Gardel, ” Maria bonita” de Lara , mejicanas de Jorge Negrete, boleros de Machin, operetas de Luis Mariano , “habaneras” como “La Habana se va a perder” y un largo etcétera.

Muchas están ya olvidadas, pero recordar cualquiera de ellas, trae inmediatamente a nuestra memoria algún episodio de nuestra vida, importante o no, pero que nos hace evocar hechos e incluso detalles del lejano tiempo pasado.

Josefa María Setién.

LA ENSEÑANZA PRIMARIA EN GIPUZKOA Y D.PEDRO DE VITERI Y ARANA

En 1.844, un documento oficial de contratación de maestro, en un pueblo de 598 habitantes de Gipuzkoa (Siglo XIX), nos dice lo siguiente:

Nombramiento de maestro de Primeras Letras.-

-El 29 de Noviembre de l.844, en la casa consistorial y sala de ayuntamiento de A…,reunidos en ayuntamiento particular Juan Ignacio Aramburu, alcalde; Juan Antonio Labaka y Martin Olasagasti, regidores; Juan Antonio Urruzola, sindico procurador general; Miguel Antonio Gabirondo Esnaola, Francisco María Múgica y José Antonio Tapia, diputados del común,

- En virtud de comisión conferida por el ayuntamiento general, determinaron establecer y plantear su Escuela de Instrucción Primaria, como efectivamente se halla planteada, para cuya dirección y enseñanza, nombran por maestro de primeras letras a Don Jerónimo Antonio Legarra, natural y residente de A…; sujeto en quién concurren las circunstancias requeridas para el ejercicio de la Maestría (se halla examinado y aprobado de Maestro de Primeras Letras)

-Lo nombran maestro de A.. para 9 años (desde 10 Setiembre 1.844 hasta 10 Setiembre 1.853 bajo las condiciones siguientes:

1) Deberá tener contínua asistencia en su ministerio de enseñanza a la juventud, conforme lo practica hoy en día.

2) Que, aunque dio principio a la enseñanza hace ahora un año, su obligación debe contarse desde el 10 Setiembre 1.844 en que se examinó fue aprobado, pues la enseñanza hasta ese día debe entenderse gratuita, según prometió el maestro nombrado.

3) Que la renta del maestro se compondrá de:
-660 reales de vellón
- 15 fanegas de trigo y
-25 fanegas de maiz que los pagará el vecindario en proporción de las tierras de labranza y demás ramos que tiene cada
casa, según la gradación que le diere la comisión que se nombrará para este efecto.

4) Que la entrega de dicho 660 reales se la hará el tesorero de esta villa por semestres en Abril y Octubre de cada año; pero los granos deberá
recogerlos en las casas el mismo maestro, principiando el maiz por Enero y el trigo por Agosto.

5) Que además de la renta arriba asignada tendrá por cada discípulo de
- 7 a 9 años: dos celemines de trigo y otros dos de maiz
- 9 a 11 años tres celemines de trigo y otros tres de maiz:
(Si los padres o interesados quieren mandar los niños antes de los 7 años contribuirán al maestro como los niños de 7 a 9 años y todo el que quiera mandarlos desde los 11años en adelante contribuirá como los de 9 a 11 años)
Y si uno tiene más de dos hijos, deberá satisfacer por cada uno la mitad de lo que va señalado (es decir: si tiene 3, de dos y medio; si tiene
4, de Tres; y a este tenor por todos los demás).
Y esta obligación se impone irremisiblemente a los padres e interesados de los chicos, manden o no manden a estos a la escuela..

- Prometen los comparecientes que, si cumple como corresponde sus deberes, no será despojado de su cargo durante los 9 años, a no ser que él mismo quiera desistir.

- Y se obligan en nombre de la citada villa a satisfacerle los 660 reales de vellón en dinero de sus propios y arbitrios; y prometen obligar al vecindario a entregarle lo estipulado en trigo y maíz.

- Don Jerónimo Antonio Legarra lo aceptó .

Fueron testigos los vecinos de A.. Firmaron los que sabían


Ciento cincuenta años después, en Gipuzkoa, a diferencia de otros territorios, la Enseñanza Primaria estaba regida por escuelas y colegios privados y en menor medida escuelas públicas, municipales y de patronato. Era debido a las Ordenes religiosas ya existentes, además de las que se instalaron en nuestra provincia, por la expulsión de Francia decretada por la ley de Waldeck-Rousseau a partir de 1.901. A Irun y Hondarribia llegaron: Hijas de la Cruz, Dames de Saint Maur, Siervas de María, Ursulinas de Pau, Betharramistas, Sagrado Corazon, Hermanos de La Salle y San Vicente de Paul.

De 1.927 a 1.937 y patrocinadas por la Diputación funcionaron las “escuelitas rurales” en lugares remotos, tales como portazgos, donde acudían niños de ambos sexos de caseríos alejados y a los cuales impartían clase, funcionarios, no necesariamente maestros, sino miqueletes.etc…

La enseñanza obligatoria se situaba hasta los doce años y a partir de la Dictadura de Primo de Rivera hasta los catorce años.

La población alfabetizada en Gipuzkoa en 1.900 representaba un 43% . En 1.930 alcanzó el 72%, cuando la media del Estado era el 55%.

En la década de los cuarenta, cuando mi generación se inició en la escuela, en Irún había colegios de pago y escuelas gratuitas. Nosotros- mis hermanos y yo- de vuelta del exilio, con 9, 8 y 4 años fuimos alumnos de : La escuela del Patronato; escuela del Pilar (en el mismo edificio había - diferenciados - el colegio de pago y la escuela gratuita) y escuela pública de párvulos -sita en el actual Museo de Oiasso- regentada por Doña Juanita, Doña Clementina y Doña Rosario.

La siguiente generación (l.965) tuvo más posibilidades , con Ikastolas en Primaria , Institutos en el pueblo y después Universidad en Donostia.

Aunque con muchos problemas ,en nuestros días, la enseñanza pública, ha avanzado mucho. Las aulas tienen un alumnado limitado, todos son bilingües y algunos trilingües.

No puede hablarse de enseñanza pública en Gipuzkoa sin citar a D.Pedro de Viteri y Arana (Mondragón 1.833 – Biarritz 1.908) . Rico filántropo, vivió desde niño con sus padres en Bayona, estudió en Paris y Londres. Se dedicó con éxito a negocios en Madrid,Londres y Paris. Heredó de su padre y hermano, la fortuna lograda “ a costa de fatigas en lejano continente” . Se casó con la inglesa Celina Word y Bland y en sus últimos años se estableció en Biarritz .

Visitó su pueblo natal y costeó la restauración de la casa que fuera del historiador arrasatearra Esteban de Garibay. Manifestó su deseo de contribuir con su fortuna al desarrollo de su pueblo y provincia natal y a este objeto costeó la construcción de un edificio para escuelas laicas en Mondragón. Esta escuela se fundó en 1.902 y a continuación creó una fundación para la financiación y mantenimiento de centros de enseñanza. Extendió su labor y a él se debe la construcción de escuelas en las localidades de Hondarribía, Errentería, Pasai Donibane, Pasai Antxo, Irun, San Sebastián ,Aretxabaleta, Hernani y Urnieta. Casi todos los proyectos de estas escuelas eran del arquitecto irunés Juan José Aguinaga. Se calcula que Viteri donó en vida la cantidad de Ptas.775.000 de esa época.

En sesión de 30 de Agosto de 1.903 el Ayuntamiento de Hondarribia le nombró hijo adoptivo de la Ciudad .El edificio de la escuela- reconstruído- continúa en su lugar y sigue llamándose Viteri, asi como la calle en el que se encuentra.

En Irun, después del derribo de la escuela que fue substituída por el edificio del Juzgado, no hay ni calle ni monumento que recuerde al insigne benefactor ¿ No merece D.Pedro de Viteri y Arana, el reconocimiento de la Ciudad de Irún?.

Josefa María Setién.

DOÑA PRUDENCIA.

Leo en El Diario Vasco que el colegio El Pilar celebra el 400 aniversario de la Fundación de la Compañía de Maria.

Santa Juana de Lestonnac (1.556-1.640 ) la fundadora,nació en Burdeos el año de la muerte de San Ignacio de Loyola .Fue en su vida esposa del Baron de Montferrand-Landiras.Al fallecimiento de su esposo, habiendo ya educados a sus cinco hijos, Juana se entrega totalmente a Dios y decide ingresar en la orden de las Feuillantines ( rama cisterciense ya desaparecida) Su salud se resiente y debe renunciar a esta forma de vida. Crea entonces una nueva Orden religiosa que une la acción y la contemplación , dedicada a la educación de la juventud , que es la Compañía de Maria.

El colegio El Pilar de Irún , regentado por religiosas de la Compañía de María , fue donado por Doña Prudencia Arbide, irunesa , de familia originaria de Oiartzun, enriquecida en Sudamérica.

Esta institución , además del colegio “de pago” donde las niñas acudían con su uniforme azul marino y cuello blanco, tenía una escuela gratuita, donde las niñas de familias económicamente débiles o como en mi caso, que volvían del exilio, recibían también una educación sobre todo religiosa. Yo estuve en dicha escuela en los años 1.943 a 1946.

Había tres clases, de mayores, medianas y pequeñas. Los conocimientos que adquiríamos eran elementales. Sobre todo se nos educaba para ser buenas cristianas y trabajadoras .

Guardo un grato recuerdo de la escuela a pesar de que por motivos que no vienen al caso no obtuve una beca que todos los años daban a dos o tres niñas, para pasar al Colegio a estudiar el bachillerato.

Recuerdo perfectamente una obrita de teatro cantado que interpreté,con un coro de niñas en honor a nuestra benefactora Doña Prudencia y que decía asi:

Coro.-Al Pilar! AlPilar! Todo Irún hemos corrido. Oye tú Pilarin. Te buscamos ven aquí.

Solo.- No puedo oiros.

Coro.- Oye un instante.

S.- Tengo en mi casa que trabajar.

Coro.- Oye un momento, que es importante lo que te vamos hoy a contar.-

S.- ¡ Callad pesadas!

Coro.- Que es importante lo que te vamos hoy a contar.

S.- Pues empezad.

Coro.-Nos han dicho una cosa las Madres, y tu no lo sabes ni aciertas que es.

S.- ¡ Y que!

Coro .- Y que luego tendrás mucha pena y triste llorando dirás ¡yo no sé!

S.- ¿Qué es? ¿Qué es? ¿Qué es? ¿Que es?.

Coro.- Que celebra el Santo en el Pilar Doña Prudencia. ¿Quieres cantar?.Porque luciendo tu voz ya no hay más que pedir. ¡Vente a ensayar!

S.- ¡Que barbaridad!

Coro.- Vente con nosotras.Vente por favor. Con unos ensayos estará lo mejor. ¡A ensayar! ¡A ensayar!

S.- Pues callad y no alborotad. Tengo yo unas coplas, son de arte mayor.Oidme un ratito …..esto está ya mejor.

S.- (dirigiéndome a Doña Prudencia) Míranos, míranos a las niñas con cara de fiesta por verte hoy aquí. Tu eres Doña Prudencia que cuida las flores de este jardin etc….etc…..(El acompañamiento de piano era obra de Juncal Narvarte alumna del Colegio.)

Dios mío que lejano….han pasado ya …..!sesenta años!.

Josefa Maria Setién.

KORNELIA.-

En 1.947, tendría…¿tal vez 60 años? A nosotros nos parecía viejísima.

Vivía sola, en una planta baja. Tenía aspecto de bruja buena y divertida. Seca, casi desdentada, llevaba sus cuatro pelos recogidos en un moño. Su vestimenta estrafalaria era la misma en verano e invierno, la diferencia era un chal y medias de gruesa lana negra, cuando hacía frío . En su cara llena de arrugas , brillaban unos ojos inteligentes , que le daban un especial atractivo. Tenía cierto aire de espantapájaros de sembrado trasplantado a la calle Larretxipi.

Su vivienda era pobre, pero tenía un baúl lleno de sombreros y telas brillantes de colores, como si en alguna época de su vida hubiera pertenecido al mundo de la farándula.

La calle era la antepuerta de su casa y ella –desde luego- la utilizaba. Sacaba una silla, zurcía sus medias con un huevo de madera, teniendo sobre su regazo una caja de hilos de colores. Partía leña con un hacha pequeña. Machacaba con un martillo la piedra de sillería que servía para limpiar el fogón. Daba de comer a algún gato abandonado, además del suyo. Barría el trozo de acera. Se sentaba al sol y nos contaba historias divertidas. No tenía nada en común con las comadres de nuestro barrio, ella era diferente. Justificaba todas nuestras travesuras y si alguna vez se enfadaba , lo más que nos gritaba era algún ¡Mukizu zikin oiek! ¡Gezurti lotsagabiak!

Su sentido del humor era extraordinario y os enseñó un montón de canciones graciosas, entre ellas la vieja canción irundarra

Oh Shanbulé María parlebu
No hay en el mundo un frescuelo como tú
Un pié, otro pié, un rodí otro rodí
Un culé y levantebu sé.

Ahora me pregunto de que viviría. Supongo que por la mañana iría a alguna casa del Paseo Colón o Mendibil a hacer labores domésticas, donde comería y luego volvería a su casa con una “xianbrera” en su bolsa, con restos de comida para su cena. Pienso que pagaría unas cincuenta pesetas por el alquiler de su vivienda. Tenía dos bombillas que generarían un recibo de Electra Irun Endara de unas veinte pesetas, un grifo de agua y un fogon donde quemaba la leña que ella misma traía del monte. A pesar de todo, ella no era pobre, no sabía lo que era la envidia y estaba totalmente liberada de la angustia de la pensión de jubilación y había conseguido casi la felicidad.

No recuerdo con exactitud como ni cuando murió, por lo que deduzco que se fue sin hacer demasiado ruido.


Josefa María Setién

A Iñaki Linazasoro:

Esta mañana te he recordado. Día de San Ignacio . A primera hora en la playa, todavía con muy poca gente, creía oir desde los jardines de Iterlimen tu txistu y tamboril , tocando la marcha de nuestro patrón. Yo te he hecho coro y a media voz he cantado en mi paseo “Inazio gure patroi aundia Jesusen konpania, fundatu eta dezu armatu etc..

Ahí donde tu estas ¿Has visto a tu tocayo de Loiola?.¿Te ha dado las gracias por la publicidad que le hacías ante todos los habitantes de Iterlimen?.

Después de tu partida nuestro grupo se ha reducido. Un invierno nos llevó a Alfonso y a Margari, uno detrás de otro, se fueron sin avisarnos.Ellos tampoco sabían que se iban.


Cada vez hacemos menos gimnasia y nos reimos escasamente. Sin querer hablamos de enfermedades y sentimos que empezamos a entrar en la decrepitud.

Ez dut nai trixte jarri. Agur Iñaki. Egun aundi arte.

PIERRE HENRY DE LALANNE Y HONDARRIBIA.-

“Fontarabie, ses monuments, son histoire” de Pierre Henry de Lalanne Paris 1.896.

Traducción libre de Josefa María Setién.

Capítulo segundo.-

La calle Mayor.(calle principal).-Calle del Obispo.-.-Casa Etxebestenea.-Historia.-Vuelta a la calle Mayor.-Casa de Laborda(antigua casa Venesa).-Casa Iriarte.-Casa de Arburunea.-Casa consistorial.-Casa de Diego Butrón.-Casa Zuloaga de Torrealta.-Casa de Casadevante .- Casa Ladrón de Guevara..-

Esta calle, la más importante de la ciudad es la que se inicia tras la puerta de entrada a la ciudad. Es original, llena de sorpresas y recuerdos. El arte y la poesía, juntos, pueden concebir grandes obras. Las casas que ascienden hacia la Iglesia, están adornadas de magníficos balcones de hierro forjado, que parecen pugnar entre ellos y adelantarse a los demás para tener una vista más amplia. Sus aleros le protegen de la lluvia y el ardiente sol del mes de Agosto e imitan a los balcones avanzando en la calle creando una bóveda con sus ricos artesonados. A la sombra de estos magníficos aleros, sus habitantes conversan entre si , nos miran con curiosidad y los niños nos envían con su mano un gesto de saludo.

Nos detenemos nada más pasar la puerta – luego estudiaremos la calle principal- a nuestra derecha tenemos una estrecha calle , debemos tener cuidado y adosarnos a lo largo del muro, ya que si nos cruzáramos con un mulero, nos arriesgaríamos a recibir una coz del animal.

He aquí una casa que ha visto diez siglos de luchas y combates. Su estructura, sus muros ennegrecidos por el tiempo, sus mil detalles que son como las arrugas de los siglos sobre la fachada de los antiguos edificios, acusan su antigüedad y sus numerosos sufrimientos. Es la casa Etxebestenea. Un gran escudo negro flanqueado sobre un ángulo de su fachada, da prueba de su nobleza. Este viejo palacio ,con un frente de bronce, tiene como las mansiones y fincas primitivas, una escalera de piedra en su exterior, al objeto, sin duda, que el viajero pueda sacudirse de todo lo sórdido de su travesía. Sus ventanas son ojivales ,pequeñas y estrechas como las de un convento medieval y sorprende ver que no las hay en la fachada que mira hacia Francia. Ha recibido tanta pólvora, balas y arcabuzazos, que reserva sus huecos, sus miradas y su atención a la ciudad y a la Iglesia. Si es usted un pintor o un artista se estremecerá de alegría , ya que la vieja casa Etxebestenea es muy curiosa y original . Es anterior a todas las que usted verá, fue , con la casa Torre-Venesa, el primer centinela de la ciudad, flanqueada de una torre que los cañones enemigos derribaron, dominaba la vega del Bidasoa. El rincón de la ciudad donde se ubica se llama calle del Obispo.
Un obispo famoso nació ahí y no se debe perder su recuerdo. Se llamaba Cristóbal Rojas y Sandoval, hijo de Bernardo de Rojas y Sandoval, marqués de Denia y de Dominga de Alzega. Vino al mundo el 24 de Julio de 1.502, probablemente en la vieja casa cuyo escudo parece reivindicar este honor, ya que el caldero sobre el fuego, el arbol de cuyas ramas pende y la torre son de la familia Alzega, madre del ilustre arzobispo de Sevilla. Fue primero obispo de Oviedo, después de Badajoz, después de Córdoba y finalmente arzobispo de Sevilla. Siendo obispo de Oviedo , de viaje hacia Trento,con motivo de su Concilio en 1.552, visitó a su madre en Hondarribia. La ciudad le rindió honores. En 1.565, siendo Obispo de Córdoba , presidió el Concilio de Toledo. En 1.571 fue nombrado arzobispo de Sevilla y falleció en Cigales, el domingo 22 de setiembre de 1.580 a la edad de 78 años. Su cuerpo reposa en la Iglesia de San Pedro de Lerma ,donde es venerado por los fieles. El doctor Martin Carrillo, profesor de la Universidad de Zaragoza, le atribuyó un importante milagro .

Os he entretenido demasiado en esta calle que no tiene nada de episcopal a no ser su indigencia y triste apariencia. Me apresuro a llevaros nuevamente al esplendor de la calle mayor .Saliendo de la calle del Obispo, nos encontramos ante un establecimiento de mucha clientela que tiene el número30.

Es la casa de Laborda, antigua familia, cuyos antecesores se citan en el siglo XV- El Bachiller Miguel de Laborda fue un eclesiástico notable, que dirigió el colegio de Huesca.. Juan y José Laborda se distinguieron por su valor en batallas de tierra y mar. El día de San Miguel de 1.558, Pepe de Laborda como le llamaban sus vecinos, recibió sus títulos de nobleza (1)

SU PRIMER CASTIGO.-

Me lo contó hace pocos días. Forma parte de sus más lejanos recuerdos de infancia. Ocurrió en 1.940, en ese pequeño pueblo de las Landas, donde vivía con su familia, llegada ahí como consecuencia de la diáspora de nuestro pueblo después de l.936.

El, que entonces tenía ocho años, llevaba ya tres, en la escuela. Era el único “espagnol” de su clase, aunque no conocía ni una palabra de castellano. En la escuela hablaba francés y en casa euskera.

Ya hacía bastante tiempo que el pueblo se había transformado. La gente estaba muy preocupada. Algunos hombres eran llevados lejos , se decía que a Alemania. Los invasores –así los llamaban- habían ocupado Francia. En el pueblo, habían habilitado un cuartel en barracones; también habían ocupado la “salle de fêtes”, el “chateau” de M.de Cassiède y algún edificio más. En cuanto oscurecía, un toque de corneta sonaba en las calles, prohibiendo a partir de ese momento, el tránsito, debiendo quedar bien cerradas todas las contraventanas para que no se filtrase luz alguna.

El cuartel estaba cerca de la estación, no lejos de la casa donde él vivía. Había otras instalaciones más importantes, cerradas con alambradas, cerca de la playa . Las vió desde fuera más de una vez, pero nadie se podía acercar. En una ocasión acompañó a su madre a la “komandatür” donde esta debía pasar un control de Documento de Identidad.

Todo esto para él tenía una gran emoción. Había desfiles de soldados que cantaban en sus marchas, ruidos de botas, campos de entrenamiento, etc..Se oía mucho la canción “Wie einst Lilí Marlen”.

Antes, las vacaciones y los domingos eran mucho más aburridos. Solo se podía hacer una cosa interesante, ir a pescar a la ría, con una botella abierta en su base, migas de pan y un cordel. Pescar le gustaba mucho, pero ahora, todo se había animado extraordinariamente. La gente hablaba excitada. Los niños estaban más sueltos, ya que los mayores en sus preocupaciones, no se ocupaban demasiado de ellos. Algunos padres de sus compañeros se habían ausentado, se decía misteriosamente que estaban en la resistencia.

La escuela seguía igual. La comida de la cantina también, aunque decían que no confiaban en seguir manteniendo la calidad y abundancia. Se hablaba ya de racionamiento; el pan, azúcar y mantequilla, escaseaban. Se decía que en Paris y Burdeos la gente pasaba hambre, pero al estar en una zona rural siempre había recursos.

Un domingo por la mañana –nunca lo olvidaría- a la salida de Misa donde había acudido con un amigo, vió en la plaza muchos soldados con uniforme de galay unos brillantes instrumentos musicales, como jamás había visto. Se alinearon en tres filas, el director se puso frente a ellos y a su mandato empezaron a tocar. Sintió una gran emoción , no podía comprenderlo, pero quedó como pegado en el suelo. Se dio cuenta que toda la gente, estaba retirándose de la plaza, incluso su compañero, pero él no podía irse de allí, estaba totalmente subyugado. Era la primera vez en su vida, que veía y oía una banda de música. Continuó allí hasta que acabó la actuación y ………. Aquella noche tardó mucho en dormirse.

Al día siguiente, en la escuela, el maestro le castigó por haberse quedado a escuchar el concierto alemán. Se sintió muy humillado; no podía comprender que los intérpretes de la maravillosa música que todavía resonaba en su corazón , pudieran ser sus enemigos.

Más tarde, con los años, fue comprendiendo esa y otras cosas, pero siempre le quedó el amargo sentimiento de no haber merecido su primer castigo.

Josefa María Setién.

EL JUGUETE DEL POBRE.-

Traducción libre de Josefa María Setién de “Le joujou du pauvre” de Charles Baudelaire (1.821/1.867).

Al salir por la mañana con la intención de deambular por las grandes avenidas, deberíamos de llenar los bolsillos de invenciones de cuatro perras, polichinelas de papel colgando de un hilo, herreros que golpean el hierro candente, jinetes con caballo cuya cola asemeja un silbato y a lo largo del camino, junto a las tabernas
o bajo cualquier árbol, actuar para los niños desconocidos y pobres. Veríamos sus ojos agrandarse por el asombro,. Al principio no osarían tomar el juguete, dudarían de su felicidad. Después la mano se aferraría al regalo y huirían como los gatos que desconfían del hombre y van a comer más lejos el trozo de comida que se les ha dado.

Junto a una carretera, tras la verja de un hermoso jardín en cuyo fondo se veía la blancura de un hermoso palacete brillando al sol, había un niño lozano y bello, vestido con ropa de campo de gran clase.

El lujo, la despreocupación y la presencia habitual de la riqueza hacen a esos niños ¡tan guapos! Que se podía pensar que estaban hechos con una pasta diferente a la de los niños de la mediocridad o de la pobreza..

Junto a él y sobre el césped había un espléndido juguete, tan lozano como su dueño, lacado, dorado, vestido de púrpura y cubierto de plumas y herrajes, pero el niño no se ocupaba de su juguete preferido y he aquí lo que miraba.

Del otro lado de la verja, en la carretera, entre los cardos y ortigas, había otro niño, sucio, enclenque, tiznado; uno de esos parias en quién un buen observador imparcial –despojándole de su repugnante pátina de miseria- descubriría la belleza, como descubre un conocedor una hermosa pintura bajo un vulgar barniz.

Entre esas barreras simbólicas que separaban los dos mundos, la carretera y el palacete, el niño pobre mostraba al niño rico su juguete, el cual era examinado por este con avidez como si se tratara de un objeto raro y desconocido. Este juguete que dentro de una pequeña jaula, era agitado, zarandeado y molestado por su dueño era ¡un ratón vivo!. Sus padres, en su absoluta pobreza, habían proporcionado a su hijo un juguete obtenido de su propia vida.

Y los dos niños se reían fraternalmente, mostrando unos dientes de la misma blancura.

CUENTO TURCO DE NAVIDAD.-

De Claude Farrère. 1.924. Traducción libre de Josefa María Setién. (A la memoria de Antoñita Angoso)

Ese año – como ocurre tres veces cada siglo- el ramadán turco y el diciembre cristiano coincidieron. Era la época en que los nobles perros de Constantinopla no habían sido todavía masacrados bajo pretexto de civilización. El miserioso azar que dirige a las naves y a los navegantes, había echado mi ancla justo la víspera de Navidad en la punta del Vieux Serail. Tan pronto como el sol desapareció tras las Islas de los Príncipes, pude admirar el prodigioso espectáculo de más de mil minaretes de Estambul y de Scutari, iluminados en honor del Profeta y de cincuenta campanarios de Galata y Péra, iluminados también en honor de Cristo. Las dos ciudades turcas celebraban ruidosamente el final de su ayuno. Lo mismo ocurría en los dos barrios cristianos que preparaban su fiesta de Navidad. Hasta el cielo se unía al frenesí de los hombres, ya que las estrellas brillaban y la noche de invierno era suave como una noche de `primavera.

Tal vez porque la noche era tibia….. o tal vez porque la fantasía suele ser compañera de viajeros y errantes, tuve el deseo de desembarcar, no para unirme a la muchedumbre festiva, sino todo lo contrario, necesitaba aislarme todavía más, en el silencio, lejos del ruido. Una chalupacon vela triangular bien hinchada porla brisa del sur, dirigida opuestamente al Cuerno de Oro, me llevó hacia el pontón de Haíder, negro y solitario junto a su gran bosque de cipreses. Es ahí donde acaba ba de decidir que iba a pasar esa solemne noche, solo con mis pensamientos, en el cementerio turco de Scutari.

A quien se sorprendiera por mi elección le diría que desconoce los cementerios musulmanes tan diferentes de los nuestros, ya que las gentes de ellí los utilizan paa sus paseos del viernes, que es el domingo de Mahoma y que a menudo pasan en él todo el día, hasta la puesta del sol.

Después de desembarcar en el pontón ordené a mis hombres volvieran con la chalupa al barco. Ya en tierra ví varias casas turcas cerradas, después un páramo, ahí empezaba el gran parque de enormes cipreses sin edad, que me envolvían por todas partes. A sus pies estelas funerarias adornadas de turbantes de piedra y símbolos florales. Un cementerio turco, no está alineado, escardado y rastrillado como los nuestros, no. La hierba crece a su antojo y a menudo las tumbas que han sido abiertas, no vuelven a cerrarse ya que nadie las ha querido y el enterrador las ha olvidado….

Paada la media noche me dormí Una estela prácticamente tumbada me servía de lecho, era muy estrecha y debí de agitarme en mi sueño, ya que desperté sobresaltado, había caído al suelo……pero no, no estaba en el suelo sino en el interior de una fosa abierta.

No imaginen nada macabro, era una de esas tumbas a las que me he referido antes. Pero esta estaba ocupada, no por muertos, los que ahí vivían felices ladraron protestando por mi caída sobre ellos. Eran dos perros, de esos perros pacíficos y errantes de quienes nos hablaba Loti. Sorprendidos, salieron de su guarida tan pronto como invadí su terreno en mi caída. Conociendo su raza pacífica hasta la exageración, pensé que se irían asustados por mi inoportuna presencia. No fue así, sino que volvieron hacia mi y comenzaron a ladrar con fuerza en el mismo borde de la fosa en que todavía me encontraba. Enseguida pensé que esos perros debían de tener alguna cría que habría quedado en la fosa a la que con sus ladridos reclamaban. Me equivoqué solo a medias, ya que había una cría si……pero no de perro ¡era un niño!

Si. Un bebé de apenas quince o veinte meses, a quien descubrí en el minuto siguiente. Se despertaba, casi bajo mi pecho. Un extraño azar le había depositado en esa tumba sin cadáver y dos perros errantes habiéndolo encontrado se habían acostado junto a él, para calentarle.

Tomé instintivamente al niño en mis brazos y salí de la fosa. Me acosté en el suelo y llamé a los perros para que me ayudaran con su calor a calentar al niño. Era perros turcos, perros de la más noble de las razas entre todas las razas de animales y humanas que haya creado nuestro planeta. A mi llamadavolvieron enseguida y se acostaron junto al cuerpo del niño para calentarle. Cría de perro o de hombre para ellos era lo mismo y ponían toda su consciencia y fervor para protegerle del frío y del abandono….

Yo, no dormí más. Hasta la aurora contemplé embelesado este humilde grupo, renovado desde las edades sagradas del alba del Cristianismo: dos bestias generosas protegiendo con su vida y su aliento este niño perdido, como antaño otros dos animales con la misma generosidad calentaron al niño al que la posteridad adoró…..

A la mañana siguiente un grupo de personas desconsoladas registraban todo el bosque, buscando al niño perdido. Ocurrió sencillamente que una familia turca muy numerosa, había pasado la víspera –un viernes- en el cementerio, hasta la caída de la tarde. En casa se dieron cuenta que el penúltimo de los niños faltaba. Le buscaron toda la noche……..La alegría del padre, madre, hermanos, tíos y tías, fue muy emotiva…..

¿Y los perros? La familia podía haber dado las gracias a los perros…..Estos nobles perros que habían velado con ternura al niño olvidado por los hombres……Pero la familia no pensó en nada de eso. Los perros filosóficamente se fueron, sin hacerse ilusiones……

En fin ¡quien sabe! Tampoco el Evangelio nos dice si María y José fueron con respecto al buey y asno del pesebre, tan agradecidos como Jesús hubiera deseado……


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miércoles, 14 de enero de 2009

SERORAS EN EUSKALHERRIA.-

La figura de la serora (l) fue importante dentro de la Iglesia hasta el siglo XVIII. Soltera, salvo raras excepciones; no inferior a cuarenta años y de conducta irreprochable, era como una monja solitaria, dedicada al culto. Vivía en un pequeño habitáculo, anejo a la iglesia o ermita.. Elegida por el alcalde, jurados y vecinos de la localidad , recibía de los patronos de la iglesia el nombramiento y título que como tal la acreditaban. Al ingresar debía de aportar una dote en metálico y ello le daba derecho a percibir una porción o participación en las ofrendas de los entierros, bautizos, matrimonios y otros ingresos, como los clérigos de los cabildos parroquiales.

Su labor consistía sobre todo en mantener perfectamente la Iglesia, su limpieza, cuidar la luminaria del Santísimo , los ornamentos sagrados, el ajuar litúrgico y las sepulturas del interior de la iglesia . También se ocupaba del toque de campanas; esta era una labor ardua, ya que su sistema era manual y los toque empezaban a las seis y media (maitines) a las doce (Angelus)al atardecer, segundo Angelus además de los toques de las festividades.

Su salario dependía de la importancia de la iglesia o población donde ejercía su oficio, , ya que las seroras de ermitas, o pequeñas poblaciones, vivían prácticamente de limosnas que les daban los feligreses, muchas veces en grano etc.

José María Jimeno Jurío, en “ Artajona. Monjas emparedadas (1.530-1.540)” nos dice que En nuestra Señora de Muskilda, de Ochagavía, los patronos del beaterio eran los alcaldes y regidores.A finales del siglo XVI vivió como serora en el santuario la noble Ana de Alzate y Urtubia.”

Pierre de Lhande escritor y sacerdote de Lapurdi destinado a Hondarribia en 1.911, escribió la novela “Mirentchu” cuyo personaje principal Miren vive en la Ermita de Nuestra Señora de Guadalupe con su madre que ejerce el oficio de serora o benita. En los pueblos de Iparralde se ven todavía casas denominadas Seroretxe y Serorene.

En los relatos vemos también que algunas fueron destituídas por conductas indebidas. En el archivo del Obispado de Pamplona, en el juicio celebrado contra D.Bartolomé de Yartua, presbítero y beneficiado de Rentería (leg.3237/18 ) , entre otras acusaciones de conjuros se dice que frecuentaba la ermita de San Salvador en Oiartzun , donde celebraba misa y habiendo en dicha ermita una serora vieja y otra moza, anda con ella en el monte , lo cual provoca gran escándalo” El 17 de Junio de 1634 el Tribunal falla “ amonestar y amonestamos, que no conjure más, ni vaya a la ermita y si tuviera hija alguna en su casa que la eche y procure enmendarse Y que puesto que lleva algunos meses en la cárcel esta pena sea suficiente y se le ponga en libertad , aunque se le obliga a pagar 4 ducados de costas”.( El Tribunal fue generoso con el sacerdote y despiadado con la “pecadora”).

Las seroras eran guardadoras de tradiciones de la iglesia y en muchas ocasiones, también eran sanadoras. Era costumbre de llevar a los niños recién nacidos que lloraban mucho, a la serora; lo tomaba rodeando con ellos el altar , mientras decía unos rezos; los padres en agradecimiento dejaban óleos para la iluminación. además de alguna limosna.

En la epidemia de cólera en 1.853 algunas ermitas se transformaron en lazaretos donde permanecían los enfermos hasta su fallecimiento; después la serora encalaba la habitación para evitar contagios.

En 1.654, Jurdana de Arpide serora de la parroquia de San Martin de Alkiza , mujer de carácter y de alguna manera revolucionaria, se enfrentó con valentía al pueblo, al no aceptar el privilegio de las viudas y casadas sobre las solteras al ocupar los asientos en la iglesia, asi como que el jurado y regidores fueran preferidos a los otros vecinos, en lo tocante a sus oficios y actos públicos. Ella se sentaba en el asiento que correspondía a la sepultura de su familia.

Fue denunciada a las autoridades eclesiásticas de Pamplona, por el párroco y por una familia de la localidad. Veamos lo que dijo la sentencia.

Año 1.655.Proceso contra Jurdana de Arpide.
Catálogo del Archivo Diocesano de Pamplona /nº 13/ Sección procesos. Siglo XVII :nº 467/ Alquiza 1655

Magdalena de Roteta y consortes, vecinos de Alquiza, contra Jurdana de Arpide, tercerona de la orden de S.Francisco, vecina de la misma tierra, la cual perturba a las demandantes en la posesión inmemorial de que en los asientos y actos parroquiales, las viudas prefieran a las casadas y estas a las solteras. Jurdana no se había casado jamás y quería preferir a las demandantes, armando alborotos en la iglesia a causa de ello. La sentencia declara que no está probada la precedencia de estados y ampara a Jurdana en la posesión de sentarse en la sepultura que poseía. Testigos (Secr.Ollo.C/808-133 fols.)


Josefa María Setién.


(1) Serora es palabra vasca. El diccionario de Múgica la traduce como sacristana, santera, beata o demandadera.

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LOS OLORES DE MI INFANCIA.-

El tiempo hace que poco a poco vayamos perdiendo algunos sentidos. Si de repente recuperara la vista y el oído que tenía a los diez años, me sorprendería y hasta me asustaría un poco. .

Recuerdo con emoción los olores de mi casa, mi escuela, mi vecindad y mi calle. Ellos me traen recuerdos entrañables de un tiempo -aunque difícil- absolutamente feliz.

En casa por la mañana olía a café con achicoria, a media mañana algunos días a cera, esa cera virgen que se daba con un palo en el suelo y que luego se abrillantaba con un cepillo. Al volver de la escuela a l mediodía, desde la puerta sabía que teníamos para comer. De los olores de la comida uno de los más apetitosos era el de las lentejas, más intenso y sugerente que el de las alubias o habas, legumbres habituales en nuestra dieta.

A primera hora de la tarde la cocina olía al vinagre que se mezclaba con piedra arenisca que obteníamos en los escombros y servía para la limpieza diaria de la “chapa” que era la encimera de la cocina llamada económica, esta era una de las labores duras del ama de casa.; también se podía utilizar el asperón que se vendía en las tiendas, pero este producto había que comprarlo y entonces se compraba solo lo imprescindible, este olor, muy peculiar, se suavizaba si se dejaban secar pieles de naranja y mandarina, junto al fuego.

El invierno nos traía olores deliciosos. El aroma de la “talua” - que se hinchaba al tostarse, se mezclaba con el olor especial que tenía la leña de acacia que ardía en la cocina, las manzanas asadas, las castañas cocidas etc.

Otro olor que recuerdo, es el del jabón de afeitar de mi padre, sobre todo el domingo por la mañana, cuando se afeitaba, cantando, frente al pequeño espejo que colgaba de un clavo en la cocina. También me gustaba el olor de algunos papeles, como el del calendario zaragozano y de la revista Zeruko Argía .El cuero de los zapatos nuevos olía a lujo.

De la escuela, recuerdo especialmente el olor de la tinta de los tinteros blancos de porcelana que estaban metidos en un orificio de los pupitres. El olor de la goma de pegar que llamábamos arábiga, me recordaba a las almendras y me gustaba el olor de la tiza, de los libros y cuadernos nuevos y de las perillas de San Juan que nos anunciaban las largas vacaciones.

En Sanmarciales de 1.946 mi madre me regaló un pequeño reloj de pulsera, que guardaba de “antes de la guerra”, tenía una correa de tela gastada que cambió por una de “plexiglas” que entonces era la novedad. Recuerdo que me sentía plenamente feliz , montada en los tiovivos que estaban en el solar vacío de la plaza San Juan , junto a la tienda de Petra Escalante, mirando la hora y oliendo la correa del reloj ¡ese si que era un olor nuevo!.

En Irún según la dirección del viento, había dos olores muy diferente; uno era el del cacao de Elgorriaga, que el aire nos traía de Mendibil y otro era el olor del canal que en. marea baja subía desde la zona de Santa Elena y la trasera de la calle Uranzu.

No se si decirlo pero…. ahí va. Me gustaba mucho el olor del incienso de las misas solemnes y de la función de vísperas, pero en cambio recuerdo con cierta repugnancia el olor que salía del confesionario. .A los doce años, teníamos que declarar- a veces inventando, -ya que algo había que decir- unos pecadillos insignificantes . El confesor, cerca, a través de la rejilla, con voz susurrante y aliento húmedo de dentadura vieja, paternalmente nos imponía una penitencia que consistía en rezar un Credo, un Padre Nuestro y tres Avemarías. Era una pesadilla la confesión mensual previa a la comunión de las Hijas de María.

El día de mi comunión solemne, el traje prestado de Luisita Bereciartúa , almidonado por Lorentxa ,estaba tieso y olía muy bien. Después de la comida especial y como mi padrino –el rico de la familia-me obsequio con un billete marrón de ¡cien pesetas!, me cambié de ropa, alquilé una bici en Garin (tres pesetas) y me fui yo sola hasta Endarlatsa (ni Endarlaza ni Endarlatza) , en la carretera me crucé con algún viejo coche y tuve que tener cuidado de no pisar con las ruedas las cagadas –que no olían mal- del caballo del recadista de Bera , Joxe Mari (Matxako).

La edad nos vuelve nostálgicos. Adios a nuestros años verdes en los que teníamos todo por hacer.


Josefa Maria Setién.

UNA VASCA SOBERANA DE MONACO

I

Catalina Carlota de Gramont (1.639/1.678) era hija de Antonio de Gramont, príncipe soberano de Bidache y Barnache, duque , par y mariscal de Francia, Caballero de la Orden del Rey y de Margarita Duplessis de Chivré, sobrina del cardenal Richelieu.

El mariscal de Gramont, uno de los primeros señores de Francia, muy considerado por el rey Luis XIII y el cardenal Richelieu, fue un personaje muy importante. Como soberanos, los Gramont tenían en Bidache oficiales y jueces , gozando de todas las prerrogativas que le otorgaban sus Privilegios.

Carlota, mientras su padre estaba en la Corte de Paris, pasó su infancia con su familia en el castillo de Bidache. Correteaba por los montes y prados, mostrando su superioridad a los tímidos campesinos del entorno. Toda la familia de Gramont hablaba además del francés de París, el euskera y el gascón.

Vívia también en Bidache,-Bidaxune en euskera-, la familia del fallecido conde de Lauzun, primo del mariscal de Gramont. Este, que protegía a la familia de su pariente, llevó a Paris al tercer hijo de Lauzun, para promocionarle en la Corte donde le presentó como marqués de Puyguilhem.

Puyguilhem, quién tomó después el título de Lauzun, dominó rápidamente las artimañas de la galantería. El inmortal Saint-Simon, hizo de él la siguiente descripción “Hombre rubicundo, bien constituido, de fisonomía altanera, que de alguna manera imponía, pero sin elegancia en su rostro, por lo que oí decir a gentes de mi época ; ambicioso , caprichoso, lleno de fantasía, celoso de todo, queriendo siempre rebasar los límites, sin cultura, sin talento , siempre descontento, solitario, salvaje, maligno y pícaro por naturaleza,envidioso, enemigo incluso de los indiferentes, cruel y deseando poner a las personas en ridículo; extremadamente valiente y osado, cortesano insolente, burlador y mezquino, lleno de intrigas y capaz de las mayores bajezas con tal de alcanzar sus objetivos; en la Corte todos desconfiaban de él” (1).

Carlota era bellísima y estaba perdidamente enamorada de él .Este amor duró toda su vida a pesar de que él la engañaba con la vieja y fea Mademoiselle, quién estaba dispuesta a tomarle como esposo, según narró en sus Memorias.

I I


El primer príncipe de Mónaco fue Honorato II quién tomó su título en 1.642 (sus antepasados eran solamente señores de Mónaco).Desposeído de los bienes que tenía en España, en Nápoles y en Milán, el rey Luis XIII le dio para recompensar su fidelidad, el ducado de Valentinois, el condado de Charladez , las baronías de Buis y de Calvinet, las tierras y señoríos de Saint-Rémy y el título de marqués de Baux para su hijo Hércules, Además en 1.643 Luis XIV y su madre fueron padrinos del príncipe heredero, hijo de Hércules, a quién dieron el nombre de Luis.

Luis, fue el esposo asignado a Carlota de Gramont y se llamó Luis I. Tenía tres años menos que su mujer nacida en 1.639 en la casa de Gramont cerca del Louvre. El cardenal Mazarin -muy amigo del mariscal y de su familia-, fue quien ideó este matrimonio, maniobró además , para que la duquesa de Valentinois –el principe Luis era entonces solamente duque de Valentinois – pudiera disponer de todos los honores en las grandes ceremonias que se preparaban en la corte de Francia con motivo de la boda d e Luis XIV con la infanta española Maria Teresa .

La hermosa Carlota tenía entonces veinte años. Muy orgullosa, se resistió a su enlace con el señor de Mónaco, a quién no conocía. Se sentía amada por el más apasionado de los hombres y fuera de su pasión por Puyguilhem, nada le interesaba.

Pero su padre tenía ya decidido su enlace. Conveniencias, honores, dinero, política, todo conspiraba contra Carlota de Gramont. El cardenal Mazarin se había pronunciado y ya no hubo réplica alguna. La palabra de Mazarin fue acompañada de un regalo de boda veradaderamente magnífico; una corona de princesa, una maravillosa obra de orfebrería .La futura duquesa de Valentinois debía ponérsela el día de su boda.. Una magnífica noticia además, la víspera del enlace, los Gramont recibieron en Bidache a los mensajeros de la reina madre y del joven rey que traían los obsequios de Sus Majestades.

El cardenal Mazarin , permaneció en el castillo de Bidache del 20 al 25 de Julio de 1.959, preparando, en nombre de Luis XIV Rey de Francia y de Navarra, las negociaciones preliminares al tratado de los Pirineos.

“En setiembre de 1.659 , el Duque de Gramont fue embajador del Rey de Francia, en la corte de España, en la petición de la mano de la Infanta Maria Teresa, en nombre del Rey. Una romanza fue compuesta en su honor, en la que el apellido Gramont se cita con su antigua ortografía:

Quadrilla de cien galanes
Va por la puerta de Alcalá
Y por las calles de Madrid
Con gran pompa y brío pasa
Es el Duque de Agramonte
Capo de esta tropa brava….” (2)




III

En sus “Memorias” Alejandro Dumas, habla de Carlota de Gramont, de su boda con el Duque de Valentinois, de su traje y tocado de brocado plateado, enteramente bordado de perlas finas, ribetes de satén y terciopelo blanco, cuyo tejido procedía de Lyon y los encajes de Venecia.

Cuentan las crónicas que el señor de Valentinois entró en la cámara nupcial, con reliquias, estampas, píldoras, un reloj mecánico con un gallo que cantaba las horas, una jarra de agua bendita y varios rosarios.

A la mañana siguiente habló de esta manera a su esposa.
-Señora. Es Vd. mi mujer. no dude que se trata de un gran honor. pero, si intenta Vd. imitar la conducta de sus antepasadas (Se refería a la bella Corisande, amante de Enrique IV) encontrará Vd. su perdición.

Era la época de los galanteos desenfrenados. Carlota pensó para sí que se vengaría de la amenaza ofensiva de su marido y pronto le daría su merecido.


IV

Maria Teresa de Austria, hija única de Felipe IV de su primer matrimonio con Isabel de Francia, contrajo matrimonio con Luis XIV Rey de Francia y de Navarra, por poder el 3 de Junio de 1.660 en Fuenterrabía. El matrimonio religioso se celebró el dia 9 en la Iglesia de San Juan de Luz. La nueva reina hizo su entrada triunfal en Paris el 26 de Agosto.

Por su calidad de Gramont y duquesa de Valentinois , Carlota asistió a la boda del Rey, a la firma de la Paz de los Pirineos en la isla de los Faisanes y siguió a la Corte a Paris. Se negó a pasar su luna de miel en Mónaco. Intrigó para obtener y obtuvo el cargo de camarera mayor de la casa de Madame, con lo que tenía el pretexto necesario para no abandonar la Corte,

El señor de Mónaco , estaba celoso de ver a su mujer tan bien situada en la Corte. El intentaba hacerse notar, pero era torpe y le faltaba ingenio.

Carlota le anunció que iba a darle un heredero y la familia Grimaldi exigió la presencia de la duquesa de Valentinois en Mónaco, donde debería dar a luz a su hijo. El mariscal Gramont recordó a su hija sus deberes de futura soberana y Carlota tuvo que ponerse en camino hacia el palacio de los Grimaldi.

“El pueblo –narró la princesa en sus Memorias- me recibió con alegría, con un arco de triunfo y obsequios. Mónaco es un país precioso, con una vista maravillosa…El castillo está al borde del mar, rodeado de naranjos; no es viejo, con buen ajuar, bien amueblado y solícitos sirvientes.La ciudad no es grande. Es como de juguete y es el orgullo de los Grimaldi.Estos tienen tres barcos que llaman flota; cuatro gendarmes que llaman una armada y diez cortesanos que llaman la Corte”.

En el palacio nació su hijo, que no tardó en ser designado duque de Valentinois al fallecimiento de su abuelo Honorato II y al ser nombrado su padre Luis I de Mónaco.

Pasado cierto tiempo volvió a la corte del rey Sol acompañada de su marido. Estaba ansiosa por volver a ver a Lauzun. Entretanto , este se había convertido en el perfecto cínico, que intrigaba aprovechando el favor de Mademoiselle, que estaba loca por él..

El rey empezó a fijarse especialmente en Madame de Mónaco y esta muy ambiciosa, empezó a tener citas secretas con el rey. Pero no se conformaba con esto, sino que quería desbancar a Madame de la Vallière y ser ella la amante “oficial” del Rey. Aprovechó el momento apasionado del monarca para solicitar para su esposo el título y rango de principe extranjero. El rey no rehusó su petición , pero lo cierto es que tardó veinte años en cumplir su promesa y el título fue otorgado al hijo de Carlota con motivo de su enlace con Mademoiselle de Lorraine Armagnac. A partir de ese otorgamiento los Mónaco tuvieron en Francia el rango de principes extranjeros y sus esposas tuvieron su escabel en la Corte. Carlota de Gramont, fue quien ganó y no precisamente en batallas, estos honores para Mónaco.

Luis I de Mónaco, desde su Principado de Mónaco, empezó a hacerse el ofendido. El rey indirectamente le hizo saber, que no fuera ridículo, ya que pretender tener una esposa fiel, no era propio de señores, sino una vulgaridad de campesinos.

Carlota dice en sus Memorias, “El señor de Mónaco, estaba cada vez más celoso. Primero tenía celos del rey, luego de los jóvenes atractivos, después de los feos, despues de los viejos, luego de las mujeres, luego de mi familia, después de mi enano, después de mi perrita”

No consiguió Carlota ser declarada amante “oficial”. Madame de la Vallière-cuentan todas las crónicas, especialmente las cartas de la marquesa de Sevigné- era la favorita del rey.

“Luis XIV era un gran apasionado. Nadie recuerda lo que hizo por Francia. En cambio todos hablan de sus amoríos, incluso demasiado. La imaginación popular solo conoce de él sus galanteos y sus amantes. Todo el mundo se lo imagina abrazado a Madame de la Vallière o Madame de Montespan. El mismo, todo hay que decirlo, contribuyó – y no poco –a crearse esa reputación” (3)

La reina cumpliendo dignamente con su regio papel “ignoró” todas sus infidelidades. Cuando falleció a la edad de cuarenta y cinco años , el rey que valoraba la virtud de su esposa, exclamó apenado ¡Este es el primer disgusto que me ha dado!

Los gacetilleros de la época atribuyeron a Madame de Mónaco, muchos amoríos, aunque los verdaderos fueron Lauzun y el rey Luis XIV.


V

Presionada por su esposo Carlota vuelve a Mónaco, pero añora Paris y sobre todo Versalles….la Corte.

Su hermano, el conde Guiche, heredero de la casa de Gramont, fallece en una batalla con el ejército del mariscal de Turenne en Diciembre de 1.673. Carlota está desconsolada. Va a Paris a reunirse con su padre . Vuelve a la corte donde es muy bien acogida por Madame. No desea volver a Mónaco, pero ante los requerimientos constantes de su marido y siguiendo los consejos de su padre, decide volver e instalarse definitivamente en el diminuto pais de su esposo, con gran júbilo de los monegascos, quienes, perdonaban su frivolidad y la adoraban.

“En su primera estancia prolongada en Mónaco, la princesa Carlota fundó en 1.663, sobre la roca , el convento de la Visitación; tuvo después una hija , quién profesó como religiosa en esa Orden. La madre se había divertido y había dejado constancia en el
mundo de su vida amorosa. La hija con su piedad, expió los pecados de su madre ¡Tenía motivos para rezar y pedir perdón a Dios!” (4)

Carlota de Gramont, Madame de Mónaco, en su pequeño reino, olvidada de la Corte, contrajo una viruela, la cual, mal curada, degeneró en una horrible infección. Su bello rostro se transformó en una máscara ennegrecida y purulenta y victima de esta enfermedad falleció a los treinta y ocho años .

Esta es –muy resumida.- la historia de la hermosa y alocada Catalina Carlota de Gramont, Madame de Mónaco, vasca de Bidaxune.


Josefa Maria Setien.



(I) La Cour de Louis XIV. Duc de Saint Simon.

(2)Les Gramont. .Souverains de Bidache et l’Histoire du Droit . Jean Labrit.

(3)La vie amoureuse de Louis XIV .Louis Bertrand de la Academia Francesa

(4)Madame de Mónaco. Alfred Asseline.